miércoles, 16 de octubre de 2013

"Piensa mal..."

El problema de la inseguridad en nuestro país ha provocado cambios realmente graves no sólo en nuestros hábitos y costumbres, sino también en la percepción del otro. Cada vez que ocurre un hecho delictivo, una gran cantidad de personas activa inmediatamente una frase: "En algo andaría...", aquello de "Piensa mal y acertarás" se ha convertido en el fundamento de nuestras relaciones ...interpersonales, en el tamiz por el cual pasamos todo lo que ocurre a nuestro alrededor. No nos ponemos a pensar en el daño que hacemos a aquellos que son víctimas de esos hechos delictivos. Te robaron?, "pero quien te manda a caminar por esa calle a esa hora, de esa manera, vestido así....?".Te secuestraron?, "Bueno para que estás comprando carro, casa, teléfono...". El asunto aquí es que la víctima siempre es culpable de algo, y esa es la razón por al cual la "sensación" de inseguridad es un tema recurrente en cualquier escenario. La frase lapidaria favorita de quienes están obligados a resguardar nuestros derechos es "Ajuste de cuentas". Todo aquel que es víctima de la violencia armada tiene algo que pagar, por eso es asesinado. Siendo así, aceptado eso, la sociedad no tiene porque indignarse, preocuparse, ni siquiera interesarse (un ratico mientras satisfacemos nuestra morbosidad), redondeamos el asunto con un número : Van 15 esta semana. Y saldamos nuestra cuenta con la conciencia: En algo andaría. Que duro y triste debe ser para los familiares y amigos de aquellos que mueren a diario en nuestro país escuchar, leer, esas palabras. Que poco respeto por nuestras vidas demostramos cada vez que aceptamos esa frase como justificación para la violencia que se está llevando a nuestros jóvenes. Tenemos una Generación de Culpables (alguna vez se habló de la Generación X, 2.0, etc,), siempre andan en algo, discuten con alguien que no deben, se cruzan en el camino de quien no deben, miran mal a quien no deben. En este absurdo, las únicas inocentes son las balas, que por la torpeza de las personas, terminan por arrebatarles la vida. Quien nos manda a estar vivos!!!!.

(Hace dos días, las balas se cruzaron en el camino de uno de mis alumnos, dentro de la universidad: 24 años, un semestre para graduarse y los planes propios de un joven. Él fue un ser humano amado y respetado por aquellos que lo conocieron, sus familias, sus amigos. No es un número, no es esa foto en la última página del periódico. Es una persona).

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