Alfredo Missair, Coordinador Residente de las Naciones Unidas en el estado Bolívar, ha señalo en una rueda de prensa que nuestro país está por cumplir las Metas del Milenio, destacando el avance en las áreas de erradicación de la pobreza extrema y acceso a la educación. Preocupa a al Sr. Missair el cumplimiento de la meta referida a la disminución de la mortalidad materna, considerano que probablemente sea la única Meta que no logremos alcanzar.
Entre los compromisos suscritos por los países que decidieron asumir el reto de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos (denominados "Metas del Milenio", ver http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/), está el de lograr la igualdad de género. Aducen quienes aseguran que este objetivo ha sido ampliamente cumplido en nuestro país, que la muestra mas fehaciente de ello es la presencia de féminas en numerosos cargos de gerencia pública, así cómo la creación de organismos destinados únicamente a la defensa de los derechos de la mujer. Obviamente debemos estar de acuerdo en que estas políticas benefician y allanan el camino para el cumplimiento de la referida Meta.
Pero lamentablemente la incidencia cada vez más alta de asesinatos por motivos mal llamados "pasionales" de mujeres en manos de sus parejas o ex-parejas, debe necesariamente llamarnos a reflexión sobre la eficacia de las políticas aplicadas y su verdadero alcance.
Estas son las declaraciones de un familiar de la jóven Yusmary Flores, de 28 años, madre de cuatro niños, asesinada por su pareja en un asentamiento campesino del estado Bolívar la madrugada del jueves pasado: “más de una vez la golpeó hasta dejarla irreconocible, pero era algo a lo que la pareja estaba acostumbrada, pues eso no fue motivo para que Flores dejara definitivamente a su pareja”.
La igualdad de género debe, necesariamente, pasar por el reconocimiento de un derecho fundamental: el derecho a la vida. Cómo podemos hablar de igualdad cuando cada día vemos con tristeza la muerte de mujeres que han sido maltratadas por años, y que están "acostumbradas" a eso?.
La inoperancia de la Ley Orgánica para el Derecho de la Mujer a una vida libre de violencia no radica en sus enunciados, sino en la falta de compromiso de los entes responsables para concretar aspectos tan importantes como la creación de las Casas de Abrigo, que permita a las mujeres víctimas de maltrato sentirse seguras una vez tomada la decisión de denunciar y separarse de ese círculo vicioso que es la violencia basada en género.
Pero además, deben instituirse programas educativos enfocados en el aprendizaje de la igualdad como un eje para el desarrollo de valores en los niños, niñas y adolescentes. Es en la escuela donde podemos reforzar la autoestima, el respeto, la consideración, la solidaridad, para ver crecer adultos responsables y sanos que no acepten como algo "normal" situaciones de violencia en sus vidas.
Una vez mas, somos testigos silentes de una realidad a la que pareciera que como sociedad, nos hemos "acostumbrado".
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